En un mundo en constante cambio, es fácil perderse en la necesidad de adaptarse a las nuevas tendencias y dinámicas que surgen a nuestro alrededor. Desde el ámbito profesional hasta el personal, enfrentamos decisiones diarias que requieren flexibilidad y, a veces, compromiso. Sin embargo, hay un aspecto fundamental que no debe ser negociable: nuestros principios. Aquellos valores esenciales que definen nuestra identidad y guían nuestras acciones deben permanecer inmutables, incluso cuando el contexto externo exija que ajustemos nuestra forma de actuar o pensar.
«En cuestión de estilo, nada con la corriente; en cuestión de principios, mantente firme como una roca.» — Thomas Jefferson
