¿Nos escondemos del mundo o lo enfrentamos?
“Como tú me enviaste al mundo, yo los he enviado” (Juan 17:18), dijo Jesús.
La iglesia no es un bunker para escapar, sino una base para irrumpir. La misión no es un extra; es el propósito que nos define. ¿Cuándo nos volvimos guardianes de lo seguro en vez de portadores de esperanza?
Imagina comunidades que no solo oran por los perdidos, sino que caminan con ellos, que convierten calles oscuras en faros de luz. No se trata de sobrevivir, sino de salir. Tu ciudad no necesita más muros; necesita enviados valientes. ¿Te quedarás adentro o darás el paso afuera? La misión te llama ya. Únete al Movimiento de Ciudad y vive como enviado hoy.
