La Iglesia, como cuerpo de creyentes, está llamada a vivir de manera distinta, reflejando los valores y la verdad del evangelio. Sin embargo, su misión no es el aislamiento, sino la cercanía y el contacto con el mundo que intenta alcanzar.
La Iglesia está llamada a separarse en su estilo de vida, pero nunca a aislarse de las personas a las que pretende influir. La sal, la luz y la levadura no funcionan muy bien a distancia.
Rick Rusaw.

#EditorialMovimientodeCiudad