En el complejo mundo del liderazgo, una de las responsabilidades más fundamentales es ofrecer una visión que inspire a los demás. Un líder no solo toma decisiones o resuelve problemas, sino que su verdadera esencia radica en la capacidad de infundir confianza y optimismo en los momentos más difíciles. La esperanza se convierte en el motor que impulsa a los equipos a seguir adelante, incluso cuando las circunstancias parecen adversas. Un verdadero líder sabe que la visión de un futuro mejor puede ser el ancla emocional para su gente.
Como lo expresó Bob Galvin:
«Creo que, en última instancia, el trabajo de un líder es difundir esperanza».