¿Cuándo olvidamos que la iglesia es un movimiento, no un museo?
Jesús no nos llamó a llenar bancas, sino a salir al mundo con amor radical. “Id y haced discípulos” (Mateo 28:19) no es una sugerencia; es nuestra identidad.
La misión no es un evento, es el latido de la iglesia viva: llevar esperanza a barrios rotos, ser luz donde hay oscuridad. No se trata de más programas, sino de vidas que encarnan el evangelio. Imagina comunidades que transforman porque se atreven a ser enviadas, no encerradas. La comodidad nos está matando; la misión nos revive. ¿Estás listo para dejar el guion y ser iglesia de verdad, aquí y ahora? Tu ciudad no espera sermones, espera acción. Despierta y vive lo que profesas. Únete al Movimiento de Ciudad y redefine lo que significa ser iglesia hoy
