La prosperidad de la ciudad se siembra con equidad y se cosecha con gestión sabia, asegurando que los beneficios alcancen hasta el último rincón. Los líderes de ciudad son sabios administradores de los recursos que Dios otorga.

La prosperidad de la ciudad se siembra con equidad y se cosecha con gestión sabia, asegurando que los beneficios alcancen hasta el último rincón. Los líderes de ciudad son sabios administradores de los recursos que Dios otorga.
